25/5/08

El entrepiso, un detalle particular

Aprovecharé este posteo para ejemplificar una solución adoptada en la obra, que se utilizó para la unión de unas vigas metálicas que sostendrán la losa de entrepiso. La imagen en planta muestra el sector donde se produce el encuentro entre 2 vigas metálicas apareadas, otra menor perpendicular a estas y a su vez el conjunto apoyando sobre una columna de hormigón de 0.20x0.20m, evidentemente se trataba de una unión complicada. El asesor estructuralista estudió con gran destreza el tema y decidimos materializar dicha unión como lo muestran los gráficos 3D, con unos chapones de contacto y tramos de perfiles soldados por detrás, para anclar en la columna. A los pocos días llegué a la obra y expuse el plan al encargado de los trabajos de herrería. Escuchó atentamente, y luego de un silencio prolongado me dijo: ¨¡… es una locura!¨ Siguió a este momento un largo debate, del que participó también el constructor y evaluamos las variantes posibles. Como el herrero no me veía muy convencido asestó un golpe mortal: ¨-No puedo garantizar el trabajo, la losa se puede caer, las soldaduras no resistirán.¨
Amigos, cuando escuchen expresiones de este tipo, respiren hondo, enrollen los planos y mediten cuidadosamente el próximo paso, pero jamás sigan adelante con la idea si no están totalmente convencidos. Más allá de los conocimientos técnicos que tengamos, siempre debemos respetar la experiencia de gente que está todos los días solucionando este tipo de situaciones, escuchar las sugerencias y aceptarlas agradecidos en caso que sirvan para simplificar las cosas. Así es que resolvimos armar esta unión apoyando las vigas entre sí (mediante encastres y soldaduras) y sobre los ejes de la columna, eliminando los chapones de contacto. En las fotografías puede apreciarse la solución construida, los perfiles metálicos quedaron inmovilizados, en espera del material de relleno. El herrero se fue contento, no sin antes dar su garantía…


24/5/08

Los muros (parte III), cubiertas y el entrepiso

En esta etapa, mientras se van completando los muros portantes, se preparan los puntos de anclaje de las cubiertas y el entrepiso. En este caso, para agilizar el proceso constructivo, hemos preferido utilizar vigas metálicas para conformar la cumbrera de los techos del cuerpo de dormitorios y apoyar los elementos premoldeados de la losa de entrepiso. Una vez levantados los muros que conformarán los ¨tímpanos¨ de las cubiertas, se presenta y aploma el perfil metálico de (la cumbrera de) la cubierta, se practican las soldaduras de fijación y se deja el espacio para completar luego con la mezcla de hormigón que fijará el conjunto. Existen dos variantes (las más utilizadas) para combinar elementos metálicos con hormigón: mediante elementos de unión llamados ¨chapones¨ o colocando perfiles con un largo suficiente como para que apoyen dentro de las piezas estructurales. En este caso habíamos diseñado todas las uniones con la primera variante, pero en la obra vimos que sería complicado materializar algunas uniones, por lo que decidimos estudiar cada caso y decidir en consecuencia. Como muestran las imágenes, en la cubierta de los dormitorios se utilizaron chapones de unión para tomar la viga a los elementos verticales.

En otros sectores las uniones se hacen en el mismo material, en este caso hormigón. Con cuidado se controlan las continuidades de las armaduras y los doblados antes del llenado; la imagen muestra como ejemplo el inicio del proceso previo a volcar el hormigón y el sector completado (en la misma viga).


Cuando la programación de la obra lo permite, conviene continuar abriendo frentes de trabajo para que el avance no se haga lento, se aproveche el buen clima (sobre todo antes de cubrir la construcción) y se optimicen recursos materiales y humanos. En nuestro caso se presentaron algunos inconvenientes con los rellenos de tierra, de manera que decidimos avanzar con las paredes de tabiquería interior. Se utilizarán para ello bloques cerámicos huecos maquinados, las imágenes muestran el inicio de dichas tareas en el sector de los locales húmedos (baños y lavadero).

22/5/08

Los muros (parte II)

Finalmente comienzan a elevarse los muros interiores, lo que calma la ansiedad del propietario, que sufrió bastante la 1º etapa viendo como su presupuesto comenzaba a esfumarse sin nada a la vista (todo bajo tierra…). Vale aclarar que los muros de las imágenes siguientes son los perimetrales, destinados a soportar las cargas estructurales. En este caso ocupan además el lado interno de los muros compuestos, ya que (les recuerdo) la vista exterior será de ladrillos pampeanos. Sobre el macizo impermeable se replantean nuevamente las medidas y se coloca la hilada de arranque; el trabajo es similar a levantar cualquier muro de mampuestos, apuntalando y nivelando reglas en los extremos y llevando un nivel de referencia con un cordel. En este caso, al utilizar piezas regulares en forma y tamaño, se avanza en forma rápida y con pocas variaciones de medidas, sólo hay que preparar una mezcla firme y trabajable (tixotrópica) para disminuir los desperdicios por los huecos de los bloques. Entre las dos imágenes tomadas del mismo ángulo hay 3 días de trabajo de distancia. Puede verse que quedan ¨en espera¨ las esquinas en donde se llenarán refuerzos verticales y columnas, con hierros preparados para incorporarlos a los encofrados (moldes de madera donde se cuela el hormigón) y así lograr una continuidad en la transmisión de esfuerzos estructurales.
Como la pared medianera (en la cual se apoya la casa) tiene orientación sur, luego de los estudios bioclimáticos reubicamos las aislaciones hidráulicas y térmicas; así es que antes de apoyar el muro portante se aplicó la capa hidrófuga y luego el poliestireno expandido en placas. Como el muro lindero está expuesto a la intemperie lograremos barreras efectivas contra las pérdidas de temperatura por calefacción (en invierno) y frente a la presencia de humedad permanente o el choque de lluvia con presión de viento.

Paralelamente al alzado de las paredes portantes, se van materializando también los elementos lineales de apoyo hechos en hormigón armado, comúnmente denominados en obra ¨vigas de encadenado¨ (superiores) y ¨refuerzos verticales¨, en algún caso también columnas. Es muy importante verificar en obra la confección de la mezcla de hormigón, en general los operarios tienden a agregar más agua de lo necesario, consiguiendo mezclas ¨flojas¨ que, al secarse, dejan macroporos o huecos más o menos grandes, quedando a la vista los hierros principales o los estribos; esto puede generar procesos de oxidación que luego se traducen en manchas sobre los revoques (muy difíciles de quitar) y el deterioro de las armaduras. La vista en detalle muestra un sector defectuoso donde es evidente la discontinuidad del material, aquí caben 2 alternativas: si la pieza afectada es crítica por su posición, o porque no forma parte de un sistema más complejo, es aconsejable demolerla y rehacerla; si es un complemento de otro sistema (como en este caso, muro portante) es suficiente rellenar las oquedades con concreto impermeable, para proteger los hierros.
En las imágenes se puede ver cómo se prepara una viga de encadenado: se forman los fondos de encofrado apuntalando en los sectores abiertos (vanos de aberturas) y se arman las armaduras longitudinales, luego se cierra el encofrado y se llena con hormigón. Si estuviera previsto algún paso de tuberías de instalaciones, es mejor colocar algún elemento conformando un ¨pase¨ antes de volcar la mezcla, lo que evitará roturas innecesarias en las piezas de la estructura. En el caso de los elementos verticales que deban mantener continuidad con paramentos, antes de llenarlos se dejan hierros con longitud suficiente para anclarse en las secciones de muro que siguen. De esta manera se mantiene una continuidad estructural del conjunto y se evitan movimientos y fisuras. Para los elementos estructurales verticales deben preverse las armaduras de empalme, muy útiles si el hormigonado de estos se hace en varias etapas. Mientras las etapas no estén muy distanciadas en el tiempo (3-4 días) no es necesario incorporar promotores de adherencia a las mezclas, pero es mejor resolver esas prolongaciones antes de los 7 días, cuando ya el hormigón ha tomado parte de la curva de endurecimiento.


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