3/4/08

Las fundaciones (parte II)

Como recordarán, estamos trabajando en un terreno con napas freáticas altas, de manera que nos vimos obligados a llenar los pilotines en presencia de agua, con el apoyo de un equipo de bombeo sumergible. Resolvimos preparar un hormigón ¨seco¨, muy trabajoso para los operarios (para no aumentar la relación a/c –agua cemento-, con la finalidad de alejar la presencia del agua del resto de las fundaciones sin que se ¨lavaran¨ las armaduras; se bombeaba el agua con un equipo eléctrico e inmediatamente se llenaba el hueco cilíndrico, hasta el nivel en el que el pozo se hacía cúbico. Casi simultáneamente se paraba el encofrado de cada pilotín.

En una obra de estas características, siempre pueden faltar elementos a último momento, dando lugar a la aparición de los ¨recursos espontáneos¨ de los operarios más experimentados, como ejemplo muestro la imagen del encofrado de chapa de estos pilotines. Al no contar con tubos plásticos o no llegar la madera para los encofrados a tiempo, se improvisaron moldes con chapas onduladas que, por su conformación, pueden curvarse fácilmente. Decidí acompañar la decisión aunque con dudas, temía que el desencofrado al ser retirado dañara el recubrimiento que protege a los hierros, o que el recubrimiento necesario fuera insuficiente. Comprobamos, al desencofrar algunas unidades (4 días después de llenados) que: el agua subterránea no había ascendido por el pilotín ni lavado el material, el recubrimiento era suficiente y la chapa, al soltar sus ataduras, se despegaba instantáneamente sin dañar el material. Otros elementos, ubicados sobre el muro medianero y por continuarse en columnas para la planta baja, se hicieron con encofrados tradicionales de madera, los que luego de armados fueron afirmados con tierra, para retardar fugas de material y evitar deformaciones en las piezas.
La anécdota es que aquellos que se hicieron en 1º término, al desmoldarlos parecían columnas clásicas griegas, así que dejo el testimonio por si algún día algún arqueólogo despistado inventa alguna historia sobre restos de la antigüedad hallados en el conurbano…



Este es el aspecto que presentaba el lote luego del llenado de los pilotines, se pueden observar las armaduras altas, estos tramos constituirán las llamadas ¨armaduras de empalme¨, a incluir dentro de las columnas o refuerzos verticales, según el caso.

El proceso que más hay que controlar en esta etapa, sobre todo si se está trabajando en un terreno especial, es el manejo del material de llenado. Los operarios, por un problema de trabajabilidad y cansancio, siempre tienden a agregar más agua a las mezclas de lo conveniente; así es que tuvimos problemas al principio porque los dos primeros pilotes se ¨anegaron¨, al sumarse el agua de las napas con la del hormigón. Fue necesario detener el trabajo, explicar las proporciones y mostrarles cómo funcionaba el concepto para mejorar la técnica.
Si están intuyendo que lo que ustedes pretenden hacer no entra en los procedimientos que el constructor (o el capataz) maneja habitualmente, jamás abandonen la obra luego de dejar instrucciones de ¨cambio¨, sobre todo en las etapas críticas. Es preferible reprogramar nuestra agenda y permanecer en el lugar supervisando el proceso; los operarios se sentirán más animados y acompañados, además harán su mejor esfuerzo y sentirán que han incorporado un conocimiento que puede serles útil.

1 comentario:

Miguel dijo...

Excelente el blog. En mi caso se poco de construcciones y me sirve para abrir la cabeza. Te pregunto, por que decis que las vigas estan un poco altas? A cuanto de altura deberian estar? Otra cosa: Los hierros de las vigas deben estar unidos a los de los pilotines (atados con alambres) o no?
Te dejo mi mail para si me podes contestar:
emeicy@yahoo.com
Muchas gracias
Saludos
Miguel