27/7/08

Las carpetas y los trabajos ocultos

Poco a poco se comienzan a superponer tareas y capas de la construcción, sobre lo que habitualmente llamamos ¨cáscara¨, es decir el conjunto de muros, contrapisos y cubiertas: es el caso de las carpetas cementicias, destinadas a producir un sustrato nivelado sobre el cual se colocarán los pisos de terminación interior. En aquellas superficies que se apoyan sobre el terreno conviene tomar la precaución de hacer una capa impermeable extra (con aditivos hidrófugos), para prevenir humedades ascendentes. Así es que primero se toman niveles y se hacen las ¨fajas¨, que son los puntos de referencia en la nivelación; en las imágenes pueden advertirse 2 tonos en el material: el más oscuro (que está por debajo) es el concreto hidrofugado y el más claro es la carpeta propiamente dicha (mezcla compuesta por cemento y arena). Una vez que las fajas fraguaron, se prepara la mezcla hidrófuga en cantidad y se aplica sobre toda la superficie, previo humedecimiento del contrapiso. Antes del endurecimiento de este material se vuelca la mezcla de carpeta y, con la ayuda de reglas metálicas o de madera (lo más rectas posibles), se procede a enrasar y emparejar la superficie (utilizando como apoyo las fajas); un trabajo bien hecho logrará que una pequeña cantidad de agua extra haga la mezcla trabajable sin ¨lavarse¨, produciendo un efecto de autonivelación por peso del material, resutando una superficie lisa, firme y pareja. Un detalle que agrega protección extra: en la parte baja de los muros continuar, en forma ascendente, la protección hidrófuga; la finalidad es inhibir el denominado ¨efecto mecha¨ de los revoques posteriores que pueden tomar humedad del suelo y controlar eventuales problemas al clavar o atornillar los zócalos de terminación (siempre hablando en términos de ascensiones capilares de humedad).


A medida que va avanzando la construcción, es normal que la superposición de gremios pueda generar algunos inconvenientes que deben ser previstos (la mejor opción) o remediados oportunamente, sin que se pasen por alto en nuestro control habitual de la obra. Muestro como ejemplo estas imágenes. Una visión rápida en este estado de la obra no llamaría la atención especialmente a estos puntos, sin embargo aquí sucede lo siguiente: un golpe accidental y las acometidas de instalaciones (gas, agua y electricidad) han producido sendas roturas en el macizo de mampostería acondicionado para ser la barrera hidrófuga de los muros perimetrales ¡horror+error! Si bien se encargó rápidamente la reparación con material adecuado, los compuestos hidrofugados no siempre ligan bien, hablando de mezclas puestas en diferentes momentos. Por lo tanto serán puntos de seguimiento y control a lo largo de la obra, sobre todo antes de hacer terminaciones definitivas. La propuesta del constructor con respecto a los cimientos (que comenté en posteos anteriores) aquí muestra una falla importante: al rectificar niveles no previó pases adecuados para los servicios, y el Arquitecto pudo haberse anticipado a este problema... A no asustarse, lo malo hubiera sido no haberlo visto a tiempo y por lo tanto, no haber encarado su solución. Estas pequeñas cosas justifican, aún ante el cliente más reticente, nuestra presencia en la obra.

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