5/4/08

Las fundaciones (parte III)

Una vez llenados los pilotes, seguimos con las vigas de encadenado inferior, que son estructuras lineales destinadas a recibir las cargas de los muros portantes y transmitirlas hacia los pilotines. Así unos y otras conforman un esquema estático similar a unos pórticos, que además cuenta con las reacciones propias del terreno en el que apoya, disminuyendo la exigencia por flexión de las piezas. Este sistema se utiliza desde hace más o menos 20 años y vino a reemplazar a las tradicionales zapatas corridas de mampostería, cuya confección demanda mucho más tiempo y excavaciones más importantes. Por supuesto, debe complementarse con un buen tratamiento hidrofugante para los muros ya que, si bien el hormigón armado es bastante impermeable, está sometido a presiones hidráulicas de capilaridad como cualquier cimiento enterrado. En la imagen se puede apreciar el zanjeado hecho y el posicionamiento de las armaduras, con una vista más cercana. Otra ventaja apreciable es que la profundidad y el ancho de las vigas, normalmente se corresponde con el tamaño de una pala de mano, lo que implica un ahorro importante en términos de tiempo y de material removido. En este caso las vigas están un tanto altas, por lo que se ha reforzado su armadura de cálculo para evitar futuros asentamientos diferenciales (cuando un sector de la obra hace ceder un poco al terreno) que pudieran provocar fisuras en los muros. Al no ser necesarios los encofrados de madera en todo el perímetro, es recomendable controlar la regularidad de los bordes de la excavación y la estabilidad del perfil excavado, para garantizar que el recubrimiento proteja en forma suficiente los hierros y evitar desperdicio de material y desmoronamientos; si se encuentran sectores deficientes ahí se pueden colocar barandas de madera bien afirmadas.

La obra debe ser un proceso en el cual permanentemente se van evaluando los resultados de cada tarea, para poder hacer cambios o mejoras que acorten plazos de obra o mantengan bajo control el presupuesto de la construcción. Luego de estudiar el comportamiento del personal durante el llenado de los pilotines (recuerden que trabajamos juntos por 1º vez) y el rendimiento de sus máquinas, analicé la conveniencia de traer el hormigón para las vigas de encadenado. En este caso sería una alternativa útil para respetar la pauta presupuestaria del cliente (fuertemente presente) y recuperar días perdidos por lluvia, como consecuencia indirecta mejoraba la gestión del constructor, que empleaba el mismo personal para tareas menos diversas, en algunos casos la economía de recursos (electricidad, agua de amasado) también debe considerarse. Además se evaluó la calidad y homogeneidad del material de llenado, muy difícil de obtener con un amasado en tandas, aún cuando se cuente con el mismo equipo y personal. Nos sorprendió además encontrar que se gastaba menos en insumos contratando el material preparado, con respecto a lo que hubiéramos comprado para prepararlo en obra (una economía de casi $1200 en el total, 8m3 aproximadamente). La tarea hubiera insumido casi 2 días de trabajo con una cuadrilla de 5 personas, de esta manera el mismo plantel logró terminarla en ¡4 horas! Y todos contentos…
Las imágenes muestran una viga en proceso de llenado, un detalle de esquina con las armaduras de prolongación y un sector parcial de la obra.


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